viernes, 8 de agosto de 2008

...¿y esto de la sinergia...?



-¡Ah!, ¿que no sabes de lo que hablo? -La satisfacción se dibuja en su cara, sus ojos se iluminan: frente a él, un Beta.




Palabro del vocabulario MBA, ese sociolecto de élites de nuestros días; extraño incluso para esa jerga de ganador porque no es un anglicismo. Según su etimología, sería algo así como "colaborar en una obra" (syn-érgon). La definición que dan es: "Acción de dos o más causas cuyo efecto es superior a la suma de los efectos individuales" (DRAE) y "la integración de elementos que da como resultado algo más grande que la simple suma de éstos" (Wikipedia).

No es, al menos, un concepto falso: hay totalidades cuyas partes son independientes entre sí (totalidades distributivas), y hay totalidades cuyas partes se refieren unas a otras (totalidades atributivas). La sinergia cae en las segundas. Y, a la vez, esta distinción nos permite saber que no hay que buscar sinergias en todas partes, que habrá muchos casos en los que carezca de sentido hablar de sinergias.


Según la Wikipedia, la traducción literal de la etimología sería "cooperar." El DRAE da una segunda definición de sinergia, biológica: "Concurso activo y concertado de varios órganos para realizar una función." Es un caso de la primera definición, pero lo interesante es que no se hable de "cooperación entre órganos." La razón es que la cooperación implica sujetos operatorios y el biólogo, para evitar el antropomorfismo, tiene que usar otra palabra.

Así que la cooperación y la sinergia son dos conceptos distintos, aunque sólo sea por la presencia o ausencia de sujetos operatorios. "El ingrediente fundamental de la sinergia es por lo tanto la afinidad y su contrapartida, el odio" (Wikipedia) ¿La contrapartida de la afinidad es el odio, a quién o a qué pueden odiar un reloj o un automóvil? También, según la Wikipedia "sinergia y entropía son... opuestos", pero el mismo autor se da cuenta del desvarío (¿mejora la sinergia al bajar al máximo el aire acondicionado?) y redefine la entropía. La cuestión es que la afinidad sólo puede referirse a los sujetos operatorios, y la entropía no. Es decir, que se están mezclando conceptos.

El lenguaje empresarial, el MBAlpha Slang, que no quiere oír hablar de la voluntad del obrero, para el que sólo es una máquina más, toma prestada la sinergia de la Biología. Pero al aplicarse, una y otra vez choca con el sujeto operatorio, con su trabajador. En vez de replantearse la cuestión (¿cómo desde coordenadas despersonalizadas chocamos una y otra vez con personas?), lo asimila tratando de reducir al sujeto (para integrarlo en la ecuación), no ya desde la psicología más burda de la búsqueda de placer y la evitación del dolor, no: como no podía ser de otra forma, reduce al sujeto al grado de afinidad con los objetivos. Una huida hacia delante en toda regla. Y es aquí cuando el palabro se queda entre la sinergia biológica y la cooperación: entre sus términos debe incluir al sujeto operatorio, pero al negarse o reducirlo artificiosamente (porque debe parecer lo más científico posible) pierde toda efectividad y queda reducido a una cuestión sociolingüística: un vocablo elitista de significado oscuro y confuso.

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