sábado, 16 de agosto de 2008

Pater familias


Un breve apunte sobre la foto de la polémica. Periódicos ingleses y estadounidenses dicen que el gesto ese es racista. A mí, personalmente, me parece que el gesto es una tontería, pero no veo racismo… La prensa española se pone en marcha, mal, como sólo ella sabe: se defiende contraatacando: “y tú más.”
Otra interpretación es que es un boicot a la candidatura olímpica de Madrid 2016, porque Inglaterra apoya a Chicago. Es coherente con la línea de la prensa anglosajona (y toda la demás, todo sea dicho) pero, ¿tan mal ven la candidatura de Chicago (y tan bien la de Madrid) como para recurrir a esto? –¿qué estarán preparando contra Japón?
El caso es que se han indignado los anglosajones, pero los chinos no. Si los afectados no se ofenden, ¿a cuento de qué se ofenden otros? Pues por paternalismo mundial: el Imperio y el ex-imperio vigilan la moral del mundo, no sólo la de dentro de sus fronteras. Pero en Asia encontramos algunas de las potencias mundiales. China, en concreto, rivaliza a nivel industrial con cualquier otro país del mundo, organiza Juegos Olímpicos, es una potencia militar de primer orden, una cultura milenaria, un imperio emergente… pero es tan débil que no puede defenderse de una foto racista de un país de 40 millones de habitantes, su cultura es tan pobre que no saben que están siendo racistas con ellos. Pobres chinitos: se meten con ellos y ni lo saben –yo pongo el grito en el cielo por ti. A mí esto me ofende más que la foto.
La foto muestra a la selección española de baloncesto (la selección femenina también hizo la misma foto: al no hablar de ellas, ¿no es machismo?) estirándose los ojos, imitando los rasgos mongoliodes. Es decir, imitan el fenotipo. No encuentro el racismo, porque el racismo postula la supremacía de una raza sobre otra. En principio, porque después se llega a decir que no existen las razas: y todo lo que mencione “raza” ya es racista. Sin embargo, las razas fenotípicas no se pueden negar. El racismo y el fenotipismo son diferentes: el racismo postula la superioridad de cualquiera de las razas fenotípicas –es el mismo caso que si, reconociendo la tabla periódica, se dice que el itrio es superior a cualquier otro elemento.
Pero en vez de hablar del fenotipo, se habla de genotipo. Se dice que las diferencias entre razas son ínfimas, despreciables. Y entre los grandes simios, también (de ahí dotarles de derechos). ¿Y cuándo dejarían de ser mínimas esas diferencias? Con la mosca del vinagre también compartimos una buen parte. ¿Sería con menos del 50%, del 71%? El verdadero racismo se encuentra detrás de la determinación estadística de la proximidad genotípica. Se escoge el genotipo porque es perfectamente medible pero, ¿cómo se escoge la medida que determina la diferencia, y para qué? Si postulamos como medida la diferencia que separa a un caucasoide de un negroide, estamos en las mismas; si postulamos un 50%, quién sabe lo que puede entrar ahí. Y si se determinara una medida: ¿eso implicaría que a todo aquello que cayera fuera lo podríamos exterminar? Es más sencillo dar un buen trato en la biocenosis en que nos movamos.

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