jueves, 26 de junio de 2008

¿Dónde está la mano invisible, Adam Smith?


Parafraseando a Goebbels: la culpa de los males del Estado la tienen los funcionarios y los ciclistas. Pero mientras desayunan o hacen sudokus, los borradores de Hacienda salen bien. El fondo de la mayoría de las críticas al funcionario: en el mito, Dafne se convierte en un arbol; tras las oposiciones, el funcionario también.
Liberalizamos el Estado, lo privatizamos, lo externalizamos. Pronto viviremos en una empresa privada, no 35 ni 40 ni 65 horas: 168. Seremos los CEOs y los peones... seremos como los funcionarios a los que no se puede despedir (¿seremos todos árboles?).
Los conspiranoicos se frotan las manos: el Congreso aprobó el Tratado de Lisboa horas antes de la semifinal de la Eurocopa. En realidad da igual, se podía haber aprobado cualquier otro día; se podría haber convocado un referéndum de esos que vota un 30%.

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