jueves, 28 de enero de 2010

Cuando el destino nos alcance



Así que nos jubilaremos a los 67, como poco. Mira que ya el verano pasado estaba Àngels Barceló vendiéndonos la moto: es muy bueno para el patrón, es muy bueno para el currito: ¡todos ganamos! Dice Carlos Herrera que es normal: si vivimos más, habrá que trabajar más; aterradoras premisas las de Carlos. Otro vocero como Àngels. Es su momento.
Esgrimen un puñado de razones: el envejecimiento de la población y el aumento de esperanza de vida, la supervivencia del sistema de pensiones, que otros países europeos lo están haciendo también, o lo mucho que se valora la experiencia del trabajador (esta es la de Àngels: magistral). No podría defender ninguna, tal vez porque pertenezco a esa sociedad que, según Zapatero, no está madura (1) -irónicamente, la misma sociedad que le eligió a él.

1. En la capa conjuntiva de la sociedad política, nos presenta el envejecimiento de la población.
El envejecimiento de la población es el problema radical, sólo hay que mirar la pirámide de población y cómo evolucionará: es como una seta. Es consecuencia del aumento de la esperanza de vida y el descenso de la natalidad.

2. En la capa basal, nos exponen la supervivencia del sistema de pensiones; también se presentan aquí las consecuencias del aumento de esperanza de vida y la baja natalidad.
El sistema no puede sobrevivir y la solución es retrasar la edad de jubilación. O eso o buscar otras fuentes de ingresos: aumentar la tributación de las SICAV, imponer la tasa Tobin, reducir sueldos (164.000 € cobra Montilla) y gastos de cargos políticos, acabar con la sangría de la externalización de la administración pública (y modificarla con un modelo menos decimonónico), acabar con esas obras faraónicas o con la economía sumergida o la contratación ilegal, &c.
Respecto al descenso de la natalidad, sólo la iglesia Católica ha señalado el problema (2) y no tanto por interés político como por aprovechar las circunstancias para asegurar la vigencia de sus dogmas -como si la superpoblación no fuese otro gravísimo problema. Tal vez sea porque los políticos actuales ven el tema como "dentro del ámbito privado" de cada ciudadano pero no se ha intervenido para favorecer la re-producción de la sociedad... Esperad, que oigo a Mª Teresa:
-Nosotros... ayudas... 2.000 €...
-¿Hablas de las ayudas para comprar coches o para tener bebés?
Y si es la de los bebés, dónde vas con 2.000 €, ¿lo inviertes en Merrill Lynch? O desgravaciones hasta los tres años: parches: el problema son los precios, el gasto familiar (hipotecas, seguros, &c.), los horarios, la falsa conciencia del empresario, el paréntesis profesional desde el punto de vista competitivo, el cambio de la forma de vida ("tus padres no eran esos aburridos que ves ahí hasta que te tuvieron a ti"),...
El aumento de esperanza de vida, de hecho, aporta razones para acortar la edad laboral: 1) corta el paso a la incorporación laboral de las generaciones más jóvenes y, 2) ni la fuerza de trabajo ni la productividad que aporta un mayor es igual a la de un joven, aunque sólo sea porque para aumentar esa esperanza de vida hay que acudir al médico con una regularidad en proporción directa al aumento de edad.
3. En la capa cortical, nos dicen que otros países europeos lo están haciendo también. Esto, o es infantilismo (conducta por imitación) o es mala fe (dado que estas medidas vienen de la UE (Barcelona 2002), cómo no se va a estar haciendo en otros países europeos). Sea como sea, tampoco justifica, en un Estado soberano, el retraso de la edad de jubilación.
También desde la capa cortical, nos presentarán a los inmigrantes como "los que nos van a pagar la jubilación". Pero, en este contexto, la inmigración es otro parche tanto si se la considera importación mano de obra interina (es lo que algunos preferirían: trabajan, no dejan más que el dinero cotizado, y se van), como si se ve como población activa en la parte media de la pirámide que, al quedarse, se jubila. Según esta concepción, conviene mantener pobres a los países emisores para tener al alcance mano de obra barata en edad adulta indefinidamente (el capitalismo demográfico: país A (productor del bien "trabajador") y país C (cliente final), tal vez pasando por un país B que sirve a modo de intermediario y aduana de la mercancía).

No creo que estemos ante un nuevo caso de incompetencia política, que el gobierno estatal esté claudicando (o que ya haya tirado la toalla) ante los intereses de las organizaciones supraestatales y transestatales.
Más bien, tanto PP como PSOE estarían siendo coherentes con su ideología. En este momento ambos mantienen posturas más cercanas a la superación del Estado que a su mantenimiento (aunque en el seno de ambos todavía se oyen voces pro-estatales). Aunque la UE muestre cierta preocupación por que "se produzca un repliegue nacional" (Consulta sobre la futura estrategia "UE 2020", pag.9), no me parece que estén pensando en estos dos partidos mayoritarios.
El PSOE renunció a la superación estatal por la vía marxista-leninista, y así llega a la alternativa supraestatal (UE). La opción transestatal no es la favorita por los posos socialistas (que explican su política exterior en América Latina, y su Internacional en Rodiezmo).
El PP, por otro lado, presenta una mayor tendencia hacia la alternativa transestatal (en la forma de empresas privadas "multinacionales") que hacia la supraestatal (aunque también abrace a la UE).
Ese es el debate que el bipartidismo nos puede ofrecer: crucifixión o decapitación.

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