lunes, 6 de octubre de 2008

Desde el mirador

La semana pasada fuimos al preestreno de una obra teatral de La fura. Una recreación del asalto por parte de un grupo de terroristas chechenos a un teatro en Moscu. No hubo ninguna reflexión o idea destacable que mereciera la pena y llegue a la conclusión que el objetivo era intentar sentir el agobio, el horror de sufrir ese acontecimiento. Una estupidez.
Existe una cosa que no es consumible hoy en dia, y esa es la muerte. Si se adquiere no se vuelve al mercado. El consumo envuelve las actividades diarias en forma de ocio. La conciencia se dibuja a partir de este principio. Todo es un objeto consumible, el sujeto se diluye y solo captamos la sensación, como único ancla que nos reconoce como ser consciente. La religión , las modas, los pensamientos son adquiridos dentro del infinito de posibilidades en esta sociedad, son objetos decorativos que nos permiten constituirnos en sujeto temporalmente.
La sociedad tiene una fascinación exagerada por la muerte. Los medios intentan en vano proporcionar tragedia a los teleespectadores y revolotean sobre un objeto que no se puede emitir. Se disculpan explicando que quieren informar, solo es una excusa para bombardear. La muerte a través del tubo catódico. Los sucesos, las bombas y el agujero negro.
Los humanos estamos aburridos, la estrechez de miras, es el Homo Aburrentias ,hijo del Homo consumitas.

Ávidos de tragedia quieren llenar,
ese agujero negro que nos quiere tragar.
Ay!, si soy violado algo puedo contar,
Si soy vejado me siento más real

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